Granatismo en Pucela. Por Ismael Piso

Héctor y Gael conocen a su ídolo Dalisson

Por Ismael Piso.

Esto no es una crónica de un partido de fútbol, es un viaje en el tiempo que empezó en febrero de 2019 cuando llevé por primera vez a mis hijos a ver al Pontevedra, el equipo de mi niñez, el equipo de mi casa, mi equipo, y fue aquí, en los Anexos del José Zorrilla de Valladolid, como hoy…

Hoy ha hecho frío, pero no tanto. Aquel día jugamos a las 12 de la mañana y también hacía sol, igual que esta tarde, pero era ese sol engañoso de invierno que tan bien conocemos los que vivimos en estas tierras castellanas y que no termina de calentarte. Jugamos en el campo de al lado del de hoy, el de hierba artificial. En gradas de cemento, dicen por aquí que de lo poco bueno que ha hecho Ronaldo es “apañar” los Anexos, no como hoy que estábamos en los asientos de plástico blanquivioletas que dan color a este bonito feudo y no te dejan el culo tan frío.

Hace 6 años perdimos 1-0. Nos marcaron en el minuto 5 de la primera parte y, sea por el frío que hacía, sea por lo que sea, no supimos remontar el resultado y tras un partido soso a más no poder, nos volvimos con una dolorosa derrota en el zurrón.

De aquel partido, en el que Luismi Areda alineó a los David Castro, Alberto Campillo, Nacho López, Manuel Romay, Jesús Berrocal, Borja Domínguez o Kevin Presa entre otros, sólo quedaban en el verde de hoy Álex González y Edu Sousa, por los que parece que no pasa el tiempo.

Esta tarde la película ha sido diferente. El Valladolid B, o Valladolid Promesas como les gusta decir por aquí, va cuarto clasificado, y es el noveno mejor equipo como local de la competición, donde sólo ha perdido en dos ocasiones, con el Salamanca por la mínima, y también por la mínima con el Fabril. La tarea no se presumía fácil, teniendo en mente además el partido copero del miércoles donde nos jugamos mucho, a nivel económico, a nivel deportivo y a nivel emocional para reenganchar a una afición que siempre ha estado ahí, pero a la que tantos años en estas categorías infames le han dado muchas más penas que alegrías y que ya se merece un momento como el que estamos y queremos seguir viviendo.

Pero se cumplió, al menos a mi juicio.

El Promesas no generó ninguna ocasión de peligro en los 90 minutos. Edu fue prácticamente un espectador más del partido, y eso, tiene que anotarse en nuestro haber.

El riguroso arbitraje nos dejó con un jugador menos a falta de algo más de media hora para el final, pero el jugador no era un cualquiera. Sin Samu todo parecía que se podía tambalear pero no fue así. Yago dio entrada a Rares que jugó unos minutos aceptables y más allá de sufrir la desventaja de jugar con un hombre menos, nos vinimos arriba y a punto estuvimos de llevarnos la victoria tras un remate acrobático al larguero de Álex González y una mano milagrosa, ya había sacado otra a tiro de Garay en la primera mitad, de Álvaro Aceves cuando ya se cantaba el gol en la parte granate de la grada blanquivioleta.

En un combate de boxeo hubiésemos ganado a los puntos, sin división alguna por parte de los jueces, pero esto es fútbol. Hoy no quiso entrar la pelota, hubo otro poste de Charly aparte del larguero de Álex, pero al menos tampoco se cumplió esa máxima de que cuando perdonas tanto al final….

Al final del partido hubo sesión de fotos, muchas gracias a Yago, a Yelko, a Edu, seis años después otra foto, ésta sin perilla, a Samu a pesar de la expulsión, aunque se veía en la cara lo disgustado que estaba, a Iago Novo, a Héctor y a Dalisson, objeto del deseo de mis hijos y de sus colegas del Valladolid. 


Nos dejamos alguna foto pendiente que nos queríamos haber hecho, Rufo se nos escapó hablando por teléfono y tampoco era plan de abordarlo cual paparazzis de un “Sálvame” de barrio y Álex no acababa de salir para repetir esa foto de hace 6 años y el frío ya empezaba a hacer mella en nuestros dedos complicando el activar el flash de la cámara o el seleccionar el modo retrato en las fotos, con lo que decidimos dejarlo ahí, una pena.

Menciones especiales se merecen la presidenta Lupe Murillo y Roberto Feáns, que se pararon a hablar con nosotros un buen rato al final del partido y a hacerse unas fotos con los chavales. Con ellos pude recordar aquellos tiempos en los que, desde A Estrada, mi localidad de nacimiento, llevábamos a algunos partidos en nuestro coche a Juan Cota, que era el portero del equipo y a Avelino Camba, un extremo diabólico que hacía enloquecer a las gradas del viejo Pasarón. También explicarles que mis chavales, que juegan a baloncesto en el CB Villa de Laguna y Football Americano en los Valladolid Penguins, sólo viven el fútbol con su Pontevedra, y no les interesa nada más de este deporte, ni Madrid, ni Barsa, ni Atleti, ni Pucela, lo que les sorprendió creo que muy gratamente a ambos. 

Los críos iban con la intención de llevarse una camiseta de recuerdo, el mayor le había hecho un dibujo a Dalisson inspirado en una foto de David Rodiño en el partido copero contra el Mallorca, pero también iban advertidos que esto es 2ª Federación y la empresa era complicada tal y como les dijo Dali: “No puedo tío”. Pero al menos la foto sí se la hicieron y el dibujo le fue entregado al protagonista.

Mérito, mucho mérito tiene esa gente de y del Pontevedra en la grada de Pucela. Algunos vendrían de Pontevedra, otros de Madrid, con Territorio Granate siempre presente aunque no se vea la pancarta en ocasiones, y otros que por motivos de trabajo llevamos años viviendo en esta ciudad donde, como dice aquella cuña publicitaria “el frío te lo sirven de tapa y la niebla bloquea los GPS”.

FORZA PONTE, HAI QUE ROELO!!!

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