Yago Iglesias y el amor por una idea


Yago Iglesias en su presentación como granate | Pontevedra CF (Twitter)

El proceso y la voluntad de poder

Friedrich Nietzsche, allá por el siglo XIX, desarrolló una idea interesante en su lucha contra la trascendencia divina. El alemán identificó la "voluntad de poder" como la fuerza impulsora fundamental en la vida humana. Es una fuerza afirmativa, que siempre aspira a más, e implica el deseo de afirmarse y expresarse plenamente, amando una idea o una visión y llevándola hasta sus últimas consecuencias. Sin abandonarla en ningún momento. Sin perder la fe.

Con solo treinta y tres años, Yago Iglesias cambió Noia por Compostela para convertirse en el entrenador más joven en la historia del club. El reto era mayúsculo: en un momento clave para el futuro del club, los dirigentes santiagueses se encomendaban a sus conocimientos y su gusto por el fútbol atractivo para devolver al Compos a la categoría de bronce. No pudo darse en la primera campaña, tampoco en la segunda: los playoffs echaron por tierra sus aspiraciones. Sin embargo, el de Palmeira no renunció a su idea y desde el club confiaron plenamente en el proyecto, para lograr el ansiado ascenso y gritar bien alto: a la tercera va la vencida

Esa fe ciega en un estilo marcado e irrenunciable; la pasión por un juego atractivo, valiente y propositivo se convirtió en la manifestación de su voluntad de poder en el campo de fútbol. Y es que Yago Iglesias es un enamorado del proceso, preocupado no solo por el resultado, sino por el cómo y los porqués. Maquiavelo obsequió al mundo de politología con una máxima de enorme valor ético: el fin excusa los medios. Sin embargo, Yago priorizó los medios por encima del objetivo, entendiendo la victoria como resultado del proceso y el compromiso con la idea. Disfrutando del camino.

Si Nietzsche entendía la voluntad de poder como un impulso vital que nos lleva a buscar la autorrealización, Yago lo demostró a la perfección, entregado por completo a su idea de juego, trabajando incansablemente para materializarla sobre el campo. Su convicción y dedicación no son únicamente rasgos como técnico, sino manifestaciones de la voluntad de poder en acción: una fuerza que impulsa su trayectoria como entrenador, dotando a sus equipos de una identidad inconfundible.

La voluntad de poder no es sino el mismo hecho vital: el desafío y la superación de los obstáculos y limitaciones impuestas por la sociedad y las convenciones. La búsqueda de la excelencia y la determinación por materializar su idea se asemejan al espíritu de lucha y superación propios de la concepción nietzscheana; un concepto que implica entrega total y capacidad de sacrificio en la persecución de las metas fijadas. Zamora fue testigo de ello: el gallego logró meter al equipo en playoff con no pocas interferencias externas; con un entorno convulso y tumultuoso. Así es Yago Iglesias: un enamorado de su trabajo y su filosofía futbolística. En constante búsqueda de mejorar y subir un peldaño más el rendimiento dentro de su compromiso con el éxito. 

Características de su filosofía futbolística

Los equipos de Yago, dentro de esa idea atrevida, empiezan jugando desde atrás, sacando la pelota limpia desde el guardameta y los centrales. Avanzan desde la posesión, con densidad de jugadores en campo propio y buscando basculaciones rápidas al lado débil, esto es, movimientos laterales rápidos y en bloque para abrir espacios y opciones de pase; buscando percutir por el lado del campo donde menos jugadores rivales hay o más mermada está la defensa.

El equipo progresa a través de triangulaciones, con gran importancia de la ocupación de los espacios entre líneas -son equipos muy bien escalonados- para encontrar al hombre libre. Se busca imprimir un ritmo alto, mover rápido la pelota al tiempo que se van generando las superioridades numéricas -apoyadas en esa acumulación de jugadores en campo propio- y posicionales.

En una entrevista con Rafa Máinez, Yago dio algunas pinceladas de su idea: "Me gusta mucho jugar en campo rival y utilizar el juego de posición que está tan de moda ahora... pero entendido el juego de posición como la ocupación de los espacios, y que a partir de ahí todo el equipo sepa en todo momento qué espacios ocupar, qué espacios generar y sacar ventajas de ello. Para mí lo más importante no son las posiciones, son los roles. Y a partir de ahí creo que va creciendo todo".

El concepto de fijar al rival para liberar espacios a otro compañero que aparece en una zona contigua es fundamental: lo vimos, por ejemplo, con el doble pivote del Compostela, que absorbía la presión rival para generar, a sus espaldas, hueco para la aparición del delantero o el centrocampista ofensivo, ya fuese Bicho o, la mayoría de ocasiones, Brais Abelenda. Por otra parte, contra equipos presionantes y agresivos de nivel, Yago tampoco renunciaba a salir en corto. La consigna, en esta ocasión, era la de atraer abajo, absorbiendo la presión rival en la base, para liberar espacio a la espalda de las líneas oponentes; ahí sí podía verse algún balón largo para atacar la profundidad.

En fase ofensiva, destaca la libertad ofensiva de los atacantes, que cuentan con licencia para expresarse libremente, aunque potenciados por el colectivo. Por ejemplo, la velocidad y amenaza al espacio de Miki fueron estimuladas de manera excelente, con desmarques de ruptura prácticamente indefendibles a la espalda de la defensa rival, preparado para atacar una vez realizada esa basculación al lado débil. Los extremos son clave para dotar al equipo de profundidad y mordiente.

El esquema de Yago puede variar: en el Compos y en el Zamora pudimos ver una variabilidad entre el 1-4-2-3-1, el 1-4-3-3 e incluso el 1-4-4-2, pero siempre con estos principios de juego presentes. En el apartado defensivo, el Compos destacaba por una presión tras pérdida intensa, coordinada y efectiva, y una presión mixta al hombre; esto es, combinando la presión sobre el poseedor del balón con una presión generalizada en áreas clave, buscando dificultar la circulación del equipo rival y limitar sus opciones de pase.

La idea de Yago requiere de mimbres específicos; perfiles orientados a esa idea ofensiva basada en el juego de posición -o juego de ubicación-. Por tanto, acertar con los mimbres será fundamental: una tarea que, a priori, compartirán -o deberían compartir- cuerpo técnico y secretaría técnica, a falta de conocer quién ocupará finalmente el cargo de director deportivo. Es importante resaltar que, a día de hoy, tan sólo hay ocho jugadores en nómina del primer equipo: Nikolov, Luis Martínez, Ángel Bastos, Borja Domínguez, Yelko Pino, Oier Calvillo, Álex González y Rufo. Además, la continuidad de alguno no parece garantizada.

En este contexto y tras una temporada convulsa, con tensiones internas y falta de estabilidad deportiva, el método de Yago llega a Pasarón con la intención "de estar muchos años en el club", como así manifestó en rueda de prensa. El de Palmeira no dejó de recalcar el sentimiento de vuelta a casa, pues al igual que su segundo, Alex Otero, trabajó en su momento dentro de la cantera granate. Ahora, vuelve con una consigna clara: dotar al Pontevedra de una identidad inconfundible que permita cosechar victorias para retornar a 1.ºRFEF. Centrándose, eso sí, en el proceso; Yago espera brindar a la parroquia granate buenas tardes de fútbol. 

Al fin y al cabo, la voluntad de poder, el superarse día a día y aspirar siempre a más, no difiere en gran medida del Hai que Roelo. Son la misma fuerza vital.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El albor de la aventura

Vuelve la "Fórmula Bordalás": Getafe ya tiene a su héroe.