Y el Coliseum volvió a cantar: ¡Bordalás, te quiero!

El Getafe celebra el gol de Ünal | Getafe CF

Tres entrenamientos fueron suficientes. El estado de ilusión inaugurado en Getafe tras la vuelta de su héroe, José Bordalás, se plasmó ayer noche en una victoria balsámica que desató pasiones. Como en sus mejores noches, el Coliseum se vistió de gala para llevar en volandas a su equipo, y rememorar aquellos días de gloria y de proezas imposibles. Donde reinaba el pesimismo, ahora lo hace la ilusión. Es difícil; pero con Bordalás sólo vale soñar. La comunión entre técnico y grada vuelve a ser total. 

Todo empezó en el recibimiento. El técnico había hecho un llamamiento señalando la fecha como "el día del Getafe", y la hinchada no falló a su líder: Una marea azulona recibió el autobús del equipo entre vítores, cánticos, bengalas y pancartas de Bad Boys. En el centro, una imagen gigante de Bordalás con el famoso lema conmigo no se rinde nadie gobernaba la escena. 

Esa efervescencia se materializó en el terreno de juego. Para la batalla, Bordalás decidió alinear a su guardia pretoriana: Djené, Arambarri y Mata se unieron a los Damián, Maksimović y David Soria para demostrar al técnico su vigencia y sus ganas de revancha. El dibujo de partida parecía ser un 4-4-2, pero en la práctica mutó más en un 4-2-3-1 en el que Juan Iglesias doblaba lateral en derecha, Aleñá ocupaba posiciones interiores y Mata caía a banda izquierda. El alicantino, como de costumbre, supo inyectar a los suyos la energía necesaria para saltar al campo como jabatos, trayendo a la memoria flashbacks de su primera etapa. Y es que el Getafe mostró patrones claros e identificables de la idea de fútbol de Bordalás: a la primera presión adelantada, llegó el error de Fran Beltrán y el penalti que Ünal no dudó en convertir, desatando la euforia más absoluta entre el respetable. Los azulones eran once gladiadores con la victoria entre ceja y ceja.

El Coliseum vibraba y apretaba como nunca. A partir del gol, el Getafe bajó un poco las revoluciones y se asentó más en un bloque medio, pero sin llegar en ningún momento a replegar. El equipo seguía la premisa de cerrar al máximo los pasillos interiores, impidiendo que Beltrán conectase con Aspas para girar al bloque rival o atacar de cara los últimos metros, y que Veiga apareciese entre líneas para conducir o pisar el área con peligro. El termómetro que medía la buena disposición del Getafe sobre el césped, con una ocupación racional de los espacios, era Aspas: el 10 del Celta, por momentos desesperado, se veía obligado a recibir cada vez más cerca de la base para hacer progresar al equipo. Pero la posesión del Celta era estéril, y los de Bordalás estaban preparados para salir rápido y con peligro al contragolpe, alternando ese bloque medio con fases de presión alta e intensa sobre la salida de pelota celtiña. El partido se fue al descanso con este guion.

Bordalás's Bad Boys | @cachorrosgtf

La segunda mitad empezó con la misma tónica. El Getafe elevó todavía un peldaño más su rendimiento, aumentando la presión en campo rival e incomodando más aún a los visitantes, que tan sólo se acercaban a la meta de Soria a través de la figura de Carles Pérez. El extremo fue lo más destacado del Celta, dando rienda suelta a su velocidad y su habilidad técnica para dejar rivales atrás, conduciendo con el balón pegado al pie, fintando y llegando hasta línea de fondo. Pero el Getafe estaba cómodo, y cuando robaba salía en tromba, con vértigo, directo a la yugular. Así llegó la expulsión de Aidoo. Y a partir de ahí, hasta cuatro ocasiones claras para sentenciar en las botas de Ünal y, sobre todo, un Munir que entró frío al partido. Bordalás logró el ansiado equilibrio en las áreas: fue el partido del Getafe con menos xGC (goles en contra esperados), de 0,18, y tuvo hasta un 2,69 de xG (goles esperados).

Los matices introducidos por Bordalás se vieron, por ejemplo, en los saques de puerta. El alicantino generó densidad de jugadores en bandas laterales: por ejemplo, cuando Soria sacaba hacia la izquierda, Ünal iba al salto para ganar el duelo aéreo, mientras Gastón acompañaba, Mata se acercaba y los mediocentros estaban preparados para atacar la segunda jugada, al tiempo que Iglesias, primero, y Portu, después, esperaban para atacar al espacio. Ganar balón aéreo y atacar verticalmente y con muchos hombres a partir de la segunda jugada, una de las características de aquel Getafe que maravilló entre 2017 y 2020. 

El triunfo no podría entenderse sin la aportación del colectivo: fue una victoria coral. Sin embargo, dentro de la colectividad destacaron una serie de piezas que, individualmente, elevaron el nivel competitivo del equipo.

Arquímedes dijo una vez: dadme un punto de apoyo y moveré el mundo. Mauro Arambarri es el punto de apoyo de Bordalás. Un futbolista diferencial, concebido para presionar, morder y repetir esfuerzos a un ritmo altísimo. El charrúa dio, junto a su socio serbio, el empaque y la robustez que faltaron en Barcelona, así como el despliegue físico y su amenaza como llegador al área -pese a que su físico, todavía endeble, no le permitiera brillar en su habitual ida y vuelta-. También mostró su condición de recuperador y ganador habitual de duelos (un apartado que tampoco requirió de sus servicios, con 1/2 duelos aéreos ganados). Sus conducciones, como antaño, son oro puro para el avance del equipo y la ruptura de las líneas enemigas de presión. A ello le sumó una oportunidad creada, 4/6 pases largos precisos (67% de acierto), 1 despeje, 4 intercepciones y 7 recuperaciones. 


Si hay que hablar de duelos, toca mencionar a Maksimović, el otro encargado de aportar equilibrio, empuje y mantener el bloque estrecho, robusto y presionante. El serbio ganó todos sus duelos aéreos (6/6), 2/3 duelos terrestres (68%) y consiguió 4 recuperaciones y 2 intercepciones. Sus pases fueron siempre verticales y orientados al ataque directo y el salto de las líneas celtistas de presión, una máxima de los centrocampistas de Bordalás. Terminó con hasta 9 pases en el último tercio. 

Por otra parte, Djené demostró que sigue siendo perfecto para la idea de juego de su técnico. Disfruta defendiendo a campo abierto, con espacio a sus espaldas y teniendo que corregir en esas situaciones. 3/5 entradas conseguidas (60%), 9 recuperaciones, 7 despejes... y 7/9 duelos ganados (78%). Uno de sus mejores ejercicios defensivos en toda la temporada, sino el mejor. Tampoco defraudó Mitrović, que ganó la mitad de sus duelos (3/6) y destacó en los momentos de defensa del área, con hasta 8 despejes y 1 intercepción. Fue una de las sorpresas en el once y se mostró sobrio y concentrado. 

Carles Aleñá fue fundamental para poner la pausa necesaria cuando el momento de partido lo requería, así como la inventiva en metros finales (realizó un pase clave y generó una gran ocasión de gol). Jugando entre líneas, el catalán temporizaba, aguantaba la pelota, y conducía, siempre atento al movimiento de sus compañeros, para oxigenar y dar el pase preciso que decantara la jugada. Además, se vació completamente, con unos números defensivos realmente sorprendentes: 7/10 duelos en el suelo ganados (70%), 2/4 duelos aéreos ganados (50%). Otro que dejó todo fue Jaime Mata. No quiso fallarle a su entrenador, quien lo sacó del ostracismo para sumarlo a la causa en la cita más importante del año. Su trabajo sin balón fue fundamental, como su capacidad para retener el esférico de espaldas y dar continuidad a los ataques. Trabajó, se sacrificó y tuvo una gran oportunidad para anotar. 

Sin embargo, el Rey fue una vez más Ünal. El turco es vital, como anillo al dedo para el estilo de fútbol de Bordalás. La construcción de juego del Getafe siempre pasa por él, con el juego en largo para que gane, como es habitual, el duelo aéreo y el equipo pueda acelerar con colmillo a partir de la segunda jugada. De espaldas es un delantero top, aguantando y dando continuidad como pocos en el panorama nacional. Además, provoca una cantidad tremenda de situaciones y errores gracias a su insistencia y su sacrificio en primera línea. Es el primero en ir a la presión y está en todas las acciones, capaz de ganar 16 duelos y a la vez crear 4 ocasiones claras (2 de ellas grandes oportunidades). Además de anotar su gol número 14, provocó el penalti y la expulsión de Aidoo. 

En síntesis, el triunfo del Getafe fue el fruto de un trabajo coral. Mentalmente es aire fresco para unos jugadores que sienten el efecto Bordalás y respiran para lo que viene. Así lo confirmó el entrenador: "Los jugadores están felices, porque se han quitado una losa de encima. Necesitábamos ganar. El parón no nos viene mal. Hemos llegado hace unos días y no hemos tenido tiempo de trabajar, así que este pequeño parón nos vendrá bien para que asimilen lo que queremos". Con el poco tiempo que llevamos y lo poco que queda, no hay tiempo para trabajar y adquirir mecanismos. No se puede trabajar con mucho volumen a estas alturas y hay que cuidar a los futbolistas. Trabajamos el aspecto psicológico, el futbolista tiene que creer".

Con José Bordalás al mando y el regreso del fútbol gourmet, el Getafe y su hinchada vuelven a soñar despiertos. Con él no se rinde nadie. Al ritmo que marca su batuta, el Coliseum Alfonso Pérez vuelve a cantar pletórico: "¡¡Bordalás, te quiero!!".

Comentarios

Entradas populares de este blog

Yago Iglesias y el amor por una idea

El albor de la aventura

Vuelve la "Fórmula Bordalás": Getafe ya tiene a su héroe.