El Coliseum no deja de creer



El debut de Baraja y Marchena en el banquillo ché no fue suficiente para poner coto a la alarmante racha de resultados, comenzada con Gattuso y continuada por Voro. En un duelo con sensaciones similares, el Getafe de Quique demostró que la línea ascendente en el rendimiento del equipo, que se pudo vislumbrar en los partidos contra el Atlético y el Rayo Vallecano, incluso en la derrota contra el Betis con aquel polémico penalti final, no es una ilusión. Despacito y con buena letra, sí; pero el conjunto azulón está volviendo.

"Bien. Hay muchas cosas por mejorar, somos muy conscientes. Está bien rematar, está bien llegar al área... insisto en que hay que buscar el camino más rápido, ahora mismo, para llegar al área, porque tenemos que simplificar las cosas. Si queremos ganar tenemos que simplificar las cosas". Estas fueron las reveladoras palabras postpartido de un Quique Sánchez Flores visiblemente satisfecho. Simplificar las cosas: como un año atrás, el pragmatismo, la vuelta a los orígenes, define el rumbo que quiere dar a su barco en una situación compleja, donde, como se vio antaño, funcionan mejor los mensajes directos en base a propuestas menos complejas que la búsqueda de nuevos caminos para llegar a la victoria. Se trata, a fin de cuentas, de minimizar las debilidades propias y potenciar las fortalezas. 

Tiene más vidas que un gato, comentan algunos aficionados de Twitter Getafe. Con 15 tiros totales, 6 de ellos a puerta (ocasiones claras como la de Duarte no entran en la estadística) por los respectivos 8 y 3 del Valencia, el Getafe completó su partido con mayor número de disparos. Y lo hizo a través de un 1-4-4-2 -algo especial, como veremos ahora- y un posicionamiento base en bloque medio, o medio alto, pero con la consigna de presionar alto la salida del Valencia. Las métricas no engañan: Los goles esperados (xG) fueron de 1,91 para el Getafe y 1,01 para el Valencia. No fue un partido brillante, pero sí uno muy competitivo y completo contra un rival directo que se jugaba la vida. Un paso adelante para seguir mejorando día tras día. 

No falló la hinchada azulona, entregada a su equipo desde el minuto 1, consciente de que un Coliseum encendido supone un refuerzo sinigual para los suyos. Así, el partido comenzó con un Getafe bravo y combativo. Los de Quique salieron con todo, intensos y dispuestos a ahogar al Valencia desde la salida de pelota de los centrales. Con la línea defensiva adelantada y muy poquito espacio entre líneas, para evitar el juego interior y el avance por dentro, con tiempo y espacio, de los Almeida, Yunus e Ilaix. De hecho, en el postpartido fue el propio Gabriel Paulista el encargado de reconocer la meritoria labor defensiva realizada por los locales, que impidieron al VCF llevar a cabo "la salida de tres" (con Almeida incrustado entre centrales) que habían ensayado en los entrenamientos. 

Quique decidió ser valiente, huyendo del repliegue y apostando por juntar en el once jugadores netamente ofensivos que habían contado menos en el primer tramo de temporada. Como decía, fue un 1-4-4-2 asimétrico y especial. Por la derecha, en fase ofensiva, Portu quedaba pegadito a línea de cal y Djené actuaba como tercer central, sin incorporarse al ataque. Desde ahí, desde el juego exterior, Portu buscaba asociarse con Mayoral y Villar, y surtir de balones a Ünal. Pero por la izquierda, Munir se metía hacia dentro, dejando espacio para la subida de Gastón, intentando generar superioridad por dentro -con acierto, pues el centro del campo valencianista perdió la batalla frente al getafense- y juntándose con Borja y Ünal, para intentar aprovechar las segundas jugadas provocadas por el segundo, así como recibiendo los balones que aguantaba de espaldas a portería.

Sin embargo, el Valencia, desde un  1-4-3-3 donde Almeida actuaba como hombre ancla, alejado de los tres cuartos de campo donde venía destacando esta temporada, se sacudió el achuchón inicial con una ocasión clarísima de Lino, en un desajuste defensivo en la transición de la zaga local, al que respondió un gran David Soria, primero en el mano a mano y luego con una parada por alto. El guardameta madrileño parece estar encontrando la regularidad, rindiendo a un nivel superior jornada tras jornada. 

El VCF de Baraja se mostró como un equipo muchísimo más directo que el de Gattuso. La idea era recuperar desde un bloque bajo para, en pocos toques, poner en velocidad a sus extremos, Lino y Kluivert, en situaciones de 1vs1 frente a Djené y Gastón. De hecho, el encuentro permitió ver dos propuestas de fútbol directo: el Valencia insistiendo sobre sus extremos y el Getafe sobre su nueve, Ünal. La idea era que el turco ganase esas disputas con los centrales para enseñar el colmillo acelerando a partir de la segunda jugada; o que el ariete aguantase la bola al tiempo que el equipo avanzaba y los centrocampistas y jugadores de banda se incorporaban con peligro. 

Dijo Miguel Quintana en Twitter que el Getafe-Valencia le estaba recordando al Elche-Espanyol, con continuos despistes defensivos que permitían ocasiones que no se terminaban de materializar. En el cuadro local, pese al gran partido de Duarte y Alderete, fue Djené la nota discordante, a tenor de la deficiente lectura de los tiempos a la hora de atacar el balón o entrar a determinadas disputas. El togolés debe recuperar su nivel para volver a erigirse como uno de los centrales del campeonato. 

El segundo tiempo transcurrió con el mismo guion, un Getafe más proactivo y un Valencia replegado esperando hacer daño al contragolpe. Hasta que en el 81', una falta lateral botada por Arambarri terminó con un cabezazo al área de Alderete para que Borja Mayoral pudiera resarcirse del penalti fallado en el duelo anterior, tirándose al suelo para introducir ese balón en el fondo de las mallas y adelantar a los suyos, a la postre ganadores. Desatando la euforia más absoluta en el Coliseum. 

Es de reseñar el partido de Arambarri. Su vuelta supone un plus tremendo para Quique, que hasta ahora apenas había podido contar con su mejor jugador. Equilibrio, trabajo, ida y vuelta, jerarquía... Ayer, 7 recuperaciones, 2/2 entradas conseguidas, 1 intercepción, 3/4 duelos terrestres ganados (75%), 4/6 duelos aéreos ganados (67%), ninguna pérdida de balón... y 51 toques en ataque, 8 pases en el último tercio y 2 oportunidades creadas (una de ellas gran oportunidad). Sus conducciones en transición, pura potencia y verticalidad, son un arma fundamental para el progreso del equipo. 

Sin embargo, el MVP fue para Alderete. El central paraguayo no solo destacó un día más como el mariscal de la zaga, con 4 recuperaciones, 1 intercepción y todos sus duelos aéreos ganados. Su contundencia y liderazgo dentro del terreno de juego dio otro aire al equipo desde que es pieza clave en el once. Pero ayer, también mostró otra de sus muchas cualidades: el juego con balón. 31/40 pases precisos (78%), 16 en el último tercio, 9/13 pases largos precisos (69%), 2 oportunidades creadas (siendo una de ellas la asistencia). Destruye y construye. La superioridad abismal a balón parado sobre el Valencia tuvo a Omar y a Domingos Duarte como protagonistas.

Otra nota positiva, primordial para el devenir del equipo, fue el regreso de Maksimović, aportando pulmón y trabajo en la medular, recuperando y tratando de desplegarse también hacia área rival. 11/17 pases precisos, 1 oportunidad creada, 4 pases en el último tercio, ninguna pérdida, 4 recuperaciones, 2/2 entradas conseguidas, 1 despeje, 1 intercepción, 2/3 duelos terrestres ganados (67%) y 1/2 aéreos ganados (50%). Por la dupla Arambarri-Maksimović pasan gran parte de las opciones del Getafe. El equipo, como se ve con el charrúa, cambia radicalmente con ellos sobre el verde.

Finalmente, Quique destacó el aspecto psicológico y cómo las victorias pueden ayudar a salir de las malas dinámicas, además de lo que condiciona la derrota el rendimiento de los equipos: "Siento que me la juego hace mucho tiempo y lo sigo pensando. Creo que por ganar un partido las cosas no van a cambiar. Creo estar en un mundo que conozco y sé como funcionan las mentes. Cambia la dinámica del grupo y seguimos trabajando en la oscuridad, en la niebla, para dar fuerza a un grupo excelente y profesional", dijo.

Los tres puntos de ayer pueden suponer un punto de inflexión: "Trabajamos para ganar, generar alegría, confianza, dinámicas soportables y cuando estás sin ganar mucho tiempo vas perdiendo energía y aparecen factores con peso que no ayudan. Ojalá que los jugadores jueguen a no errar y espero que esto despeje su mente, genere energía y abra un escenario diferente"

Un escenario basado en el Hollín, Óxido y Hambre. En ese orden. Entregado al lema, el Coliseum Alfonso Pérez sigue soñando. Nunca deja de creer.

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